Vistas de página en total

Bolivia: encrucijada de muerte y solidaridad

. sábado, 13 de septiembre de 2008


El Gobierno de Bolivia confirmó que 16 personas murieron en los enfrentamientos armados ocurridos en los últimos días en la región norteña de Pando, donde ayer se decretó el estado de sitio. Los fallecidos en su mayoría son consecuencia de los choques producidos el pasado jueves en la localidad de Porvenir, cerca de Cobija, capital de Pando, entre campesinos leales al presidente Evo Morales y grupos opositores autonomistas.

En criterio del Ejecutivo, lo que se produjo ese día no fue un enfrentamiento sino una "verdadera masacre" de parte de funcionarios de la Prefectura y "sicarios" extranjeros que asesinaron a los campesinos. La versión gubernamental es totalmente distinta a la que ha dado el prefecto (gobernador) de Pando, el opositor Leopoldo Fernández, quien en las pasadas horas ha acusado al mismo Ejecutivo y los sectores afines de haber causado los incidentes violentos.

Las magnitudes reales de la "masacre" se conocerán en los próximos días porque, además de los 16 cadáveres hallados, hay informes extraoficiales que hablan "de más de una treintena de cadáveres que habrían sido vistos después de lo ocurrido hace dos días".

Mientras tanto, el presidente venezolano, Hugo Chávez, decidió ayer de madrugada expulsar a Patrick Duddy, el embajador de EE UU en Venezuela, dándole un margen de 72 horas para abandonar el país. Chávez ordenó el inmediato regreso del embajador venezolano en Washington. Se da la circunstancia de que Duddy llevaba ya varios días en EE UU cuando fue expulsado por Chávez.

El mandatario venezolano justificó la expulsión como un acto de solidaridad con Bolivia, cuyo presidente, Evo Morales, había expulsado la víspera al embajador de EE UU en La Paz, acusándolo de «encabezar la división» de Bolivia y de promover junto a la oposición las protestas contra su Gobierno.

Horas antes del discurso en el que anunció las medidas contra Washington, Chávez había advertido que si Morales es derribado por un golpe de Estado, Venezuela no dudará en intervenir para reponerlo en la presidencia. Poco más tarde, EE UU declaraba al embajador boliviano en Washington, Mario Gustavo Guzmán, persona non grata.

«Váyanse al carajo, yanquis de mierda. Acá hay un pueblo digno, sépanlo bien, gringos de mierda, nosotros estamos llamados a ser libres. ¡Váyanse al carajo cien veces!»

Por su parte, la presidenta chilena, Michelle Bachelet, confirmó el sábado que convocó a los mandatarios de la Unión de Naciones Suramericanas, Unasur, a una reunión de emergencia para el lunes, en Santiago, a fin de analizar la tensa situación en Bolivia.

La mandataria añadió que en el encuentro se buscará "tener una actitud positiva, constructiva, que permita acercar las partes y buscar apoyar los esfuerzos del pueblo boliviano, del Gobierno boliviano, para ir en pos de una garantía de su proceso democrático y la estabilidad y la paz en Bolivia".

Por la noche del viernes, el presidente venezolano, Hugo Chávez, un fuerte aliado del mandatario boliviano Evo Morales, hizo el anuncio del encuentro y confirmó que asistiría. Enfrentamos una dura realidad: Naciones poderosas que intentan esclavizar económicamente a las naciones aparentemente débiles de Latinoamérica creando conflictos internos de variado índole que lleven al caos y desconfianza en los gobiernos populistas. La verdad, no existe país débil en América latina, todo unidos jamás serán vencidos .VIVA UNASUR

Subdesarrollo y globalizacion: datos muy interesantes

. lunes, 8 de septiembre de 2008

Integración de América Latina

Entre latinoamericanos, como los reunidos en mayo pasado, existe una amplia coincidencia en la importancia del clima de democratización para la integración económica regional. El Grupo de Río y el MERCOSUR han ido delineando en sus decisiones de los últimos años una clara voluntad de tornar indisociables ambos procesos en nuestra América.

No obstante, la preocupación por el futuro de las transiciones a la democracia crece con: la permanencia de los enclaves autoritarios y los embates a la gobernabilidad en experiencias tempranas (Chile), intermedias (Paraguay) o recientes (Haití); la reiteración de casos de reformas institucionales para permitir la reelección de presidentes en ejercicio; y, el aumento de la proporción de no inscritos, no votantes y votantes nulos en las elecciones.

A la luz del pasado, en particular el reciente, la concepción latinoamericana de las transiciones a la democracia es cada vez más alejada de la evolución lineal que el Congreso y la administración de Estados Unidos para certificar de democrático al régimen cubano y derogar las sanciones económicas actuales. Los latinoamericanos comparten muchas de las críticas de los dirigentes cubanos a los procesos democráticos en sus países, pero insisten en preferir el modelo de democracia que describieron en la Declaración de Viña del Mar en noviembre de 1996.

El camino escogido por nuestras naciones en medio de una crisis económica similar a la de la década de 1930, esta vez no compartida por las economías centrales ni por un vasto grupo de los emergentes, apunta a la transformación productiva y la reinserción internacional en el marco de la estabilidad macroeconómica y la seguridad financiera. Los avances ya logrados en esos objetivos, han permitido reforzar la autonomía individual y colectiva de nuestros países frente a Estados Unidos y al resto de los bloques económicos consolidados o en formación. A la hora de la globalización, nuestra región se integra económicamente en democracia y fortaleciendo la soberanía nacional. América Latina fue un escenario de los conflictos de la Guerra Fría.

En tal sentido, en franco reconocimiento de la limitación de los acuerdos bilaterales en el marco de la ALADI, el gobierno cubano, junto con evaluar sus reformas económicas, explora actualmente las condiciones que viabilizarían su relación con el MERCOSUR y su incorporación a las zonas de libre comercio del Caribe, en particular el CARICOM. A la vez, que va perfilándose una posición latinoamericana priorizando el esfuerzo de integración regional con relación al proyecto de Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), cuya segunda cumbre tendría lugar en Santiago de Chile en abril de 1998.

El Grupo de Río, instrumento animador de ese proceso, nace del cambio en el clima político regional fruto de la democratización de los regímenes autoritarios y, se amplía y fortalece al enfrentar unidos los problemas regionales, desde los militares al control del narcotráfico. También la primacía de lo político orienta la creación de la Asociación de Estados del Caribe y el proyecto de creación de una zona de libre comercio en esa sub-región, como lo muestra la inclusión de Cuba y la exclusión de Estados Unidos. Por ser político el proyecto de integración regional no niega la inserción de ninguna economía nacional, cualquiera sea su dimensión. Pero, como nos recuerda José Serra, no estamos hablando de yuxtaposición sino de integración. Y, en tal sentido, la reintegración de Cuba en América Latina significaría incorporarse a los cambios económicos y políticos impulsados en nuestra región.

El triunfo del PRD y del PAN en diversos estados y, en especial, de Cuauhtémoc Cárdenas en Ciudad de México, el respeto del gobierno del PRI al veredicto electoral y la profundización de la crisis de dicho partido, han inscrito la alternancia democrática en el futuro previsible de ese país. Sin, por lo tanto, poner en peligro la soberanía mexicana sino aumentando la legitimidad de la misma. Cada uno de los países latinoamericanos ha escogido la modalidad de transición democrática más conveniente a sus tradiciones y la singularidad de su escenario interno e internacional. Bolivia y Chile tienen hoy a sus ex gobernantes autoritarios en la Presidencia de la República y en el Senado nacional con carácter vitalicio, respectivamente. Ambos han sido objeto de la crítica de países de dentro y fuera de la región, respondiendo a ella con argumentos que señalan el respeto a la opinión ajena en el marco de su soberanía nacional.

En su fundamentación, la alusión a la próxima cumbre del ALCA en Santiago de Chile fue explícita, indicando que la aceleración de la constitución de este acuerdo cerraría el período en que Cuba podía beneficiarse de la diversidad de procesos de integración regional. Quienes no compartían esas opiniones pensarán que el tiempo les dio la razón al producirse el impasse de las negociaciones del ALCA, mientras las ventajas de los diversos acuerdos de integración regional latinoamericanos se ven reforzadas por la crisis asiática. En este escenario, la premura cubana estaría determinada por la marginación de muchos de los beneficios de esos acuerdos regionales de continuar privilegiando los acuerdos bilaterales en el marco de la ALADI. México y Canadá han multiplicado sus acuerdos bilaterales en el hemisferio, pero lo hacen desde su pertenencia al NAFTA.

Y, hemos visto como la asociación de Bolivia y Chile al MERCOSUR en forma independiente ha ido transformándose en un camino alternativo a la asociación plena, anticipada por la participación en las cumbres políticas presidenciales del mismo. El bilateralismo, como el acuerdo independiente con un grupo de países, formando parte de una estrategia y proceso de integración, tienen las ventajas del aprendizaje y de facilitar futuras negociaciones con bloques de países más desarrollados o entre países de dimensiones económicas muy diferentes. El bilateralismo como escape a enfrentar las reformas económicas requeridas por la integración en los acuerdos regionales, como sería el caso cubano, termina por desgastar a las partes, las que cada vez exigen beneficios diferenciales más altos para mantenerse en la excepcionalidad creciente de esas relaciones.

El impasse del ALCA puede ser una oportunidad favorable para que Cuba acelere su participación en los procesos de integración regional latinoamericana, aprovechando los espacios de negociación que han quedado así liberados para los países de la región. Este impasse además coincide con la necesidad de resolver los problemas de financiamiento de mediano y largo plazo requeridos para transformar la estructura productiva y diversificar el comercio exterior de su economía. Cuba es más atractiva y confiable para sus acreedores externos y potenciales financistas al interior de un esquema de integración subregional, que le de un contexto favorable a mejorar sus ventajas comparativas naturales y un modelo de referencia para sus reformas económicas. A la vez, que para el país resultaría más atractivo acometer esas reformas con un programa de desarrollo, ahora que ha logrado un éxito en su ajuste económico, que con un nuevo para enfrentar la negociación financiera.

El escenario del impasse del ALCA puede, igualmente, ser una oportunidad para las pequeñas economías caribeñas y centroamericanas de mejorar su atractivo a las economías más grandes y dinámicas comercialmente (México, Canadá, Brasil,).Y, en ese escenario de reactivación de la integración subregional en la cuenca del Caribe, Cuba estaría en una posición muy favorable de negociación con CARICOM y el bloque centroamericano, a quienes complementaría y aumentaría la dimensión económica.

Lo más reciente en cuanto al tema de la integración lo tuvimos el día 29 de Mazo del presente año cuando en una Cumbre Cuatripartita que se celebró en Guayana, los mandatarios, Álvaro Uribe (Colombia), Lula Da Silva (Brasil), Rodríguez Zapatero (España) y por Venezuela el presidente Hugo Chávez, conversaron sobre los temas de la integración para potenciar el desarrollo y disminuir la pobreza, así como la ayuda para luchar contra la insurgencia y el apoyo mutuo para defender la soberanía de los países del hemisferio, igualmente se tocaron temas como la firma del documento que se llevó a cabo en el mes de Diciembre de 2004 en donde se da el nacimiento de los que seria la Unión de Países Suramericanos, así como también se habló de la posibilidad de una Moneda para Sudamérica, todo esto monitoreado por el presidente español, como buen representante de lo que es hoy la Unión Europea.