Las Empresas de Conquista
La conquista de América no llevó a cabo con un criterio geográfico determinado. En el mayor de los casos las empresas de conquistas se orientaban hacia zonas que pudieran poseer fuentes de riqueza, principalmente oro y plata.
Esta característica fue propiciada por los elementos propios de las huestes indianas. A continuación los observaremos:
En primer lugar debemos señalar que los conquistadores provenían de distintas villas, ciudades y poblados de España y llegaban al nuevo continente con la firme intención de mejorar sus condiciones económicas: buscaban ascender socialmente a través de las riquezas, fama y honor que se conseguían en las empresas conquistadoras.
En segundo lugar debemos considerar la poca disponibilidad de fondos con que los conquistadores contaban para solventar las expediciones de conquista. Los fondos de la corona eran exiguos y no permitían destinar grandes sumas a las huestes indianas, por lo que la mayor parte de las empresas de conquistas fueron de carácter privado. La corona española sólo autorizaba, por medio de sus funcionarios, el inicio de nuevas empresas bajo el compromiso de que los conquistadores sólo recibían sus gratificaciones una vez finalizada la expedición. En algunas ocasiones, en forma muy esporádica, la corona facilitaba caballos y algunas armas, pero no otorgaba fondos para financiar a las empresas.
Las empresas de conquista se organizaban en los centros urbanos ya poblados, y se iniciaban una vez que los capitanes de conquista se aseguraban la existencia de riquezas importantes que retribuyeran la inversión desplegada. El contingente que componía las huestes estaba formado por aquellos que no habían alcanzado suficiente riqueza en las primeras campañas de conquista y por los españoles recién llegados al continente. El capital necesario para financiar las empresas de conquista lo aportaban los capitanes de conquista y a veces era complementada por los esfuerzos de otros soldados.
Una vez reunido el dinero suficiente para armar una expedición, y algunas veces con anterioridad, los capitanes solicitaban las autorizaciones respectivas de las autoridades españolas y podían recibir una capitulación o una autorización. Las capitulaciones implicaban que en forma personal o por medio de representantes, los capitanes de conquistas obtenían los permisos necesarios y convenían el tipo de gratificaciones a repartir, además de cargos políticos y administrativos en los territorios a ser conquistados; todas estas especificaciones se redactaban en un contrato en los que se precisaban los sueldos, títulos, grados que se obtendrían. Las autorizaciones, por otro lado, correspondían a permisos extendidos por los capitanes en territorio americano a otros exploradores de menor rango.
Los capitanes de conquista aspiraban a ganar cargos de importancia en los aparatos administrativos de los nuevos territorios, como por ejemplo el de gobernador y otros similares. En algunas ocasiones podían obtener, como recompensa por los servicios prestados a la Corona, títulos nobiliarios.
Esta característica fue propiciada por los elementos propios de las huestes indianas. A continuación los observaremos:
En primer lugar debemos señalar que los conquistadores provenían de distintas villas, ciudades y poblados de España y llegaban al nuevo continente con la firme intención de mejorar sus condiciones económicas: buscaban ascender socialmente a través de las riquezas, fama y honor que se conseguían en las empresas conquistadoras.
En segundo lugar debemos considerar la poca disponibilidad de fondos con que los conquistadores contaban para solventar las expediciones de conquista. Los fondos de la corona eran exiguos y no permitían destinar grandes sumas a las huestes indianas, por lo que la mayor parte de las empresas de conquistas fueron de carácter privado. La corona española sólo autorizaba, por medio de sus funcionarios, el inicio de nuevas empresas bajo el compromiso de que los conquistadores sólo recibían sus gratificaciones una vez finalizada la expedición. En algunas ocasiones, en forma muy esporádica, la corona facilitaba caballos y algunas armas, pero no otorgaba fondos para financiar a las empresas.
Las empresas de conquista se organizaban en los centros urbanos ya poblados, y se iniciaban una vez que los capitanes de conquista se aseguraban la existencia de riquezas importantes que retribuyeran la inversión desplegada. El contingente que componía las huestes estaba formado por aquellos que no habían alcanzado suficiente riqueza en las primeras campañas de conquista y por los españoles recién llegados al continente. El capital necesario para financiar las empresas de conquista lo aportaban los capitanes de conquista y a veces era complementada por los esfuerzos de otros soldados.
Una vez reunido el dinero suficiente para armar una expedición, y algunas veces con anterioridad, los capitanes solicitaban las autorizaciones respectivas de las autoridades españolas y podían recibir una capitulación o una autorización. Las capitulaciones implicaban que en forma personal o por medio de representantes, los capitanes de conquistas obtenían los permisos necesarios y convenían el tipo de gratificaciones a repartir, además de cargos políticos y administrativos en los territorios a ser conquistados; todas estas especificaciones se redactaban en un contrato en los que se precisaban los sueldos, títulos, grados que se obtendrían. Las autorizaciones, por otro lado, correspondían a permisos extendidos por los capitanes en territorio americano a otros exploradores de menor rango.
Los capitanes de conquista aspiraban a ganar cargos de importancia en los aparatos administrativos de los nuevos territorios, como por ejemplo el de gobernador y otros similares. En algunas ocasiones podían obtener, como recompensa por los servicios prestados a la Corona, títulos nobiliarios.